Estos días, son días de reflexiones; son días dedicados a nuestros seres queridos
que han cruzado el umbral del más allá.
Por ellos elevamos una oración al Cielo, con fe, con devoción, con amor.
Les recordamos, les queremos, les echamos de menos... Su ausencia no se olvida.
Su marcha nos dejó un vacío, un dolor, una angustia, un grito:
¡NO TE VAYAS...TODAVÍA ME HACES MUCHA FALTA!
A veces me pongo a pensar lo cerca que yo puedo estar de ese momento. El solo pensamiento de que te pueda suceder, te hace pensar en lo que dejas detrás...en que tienes toda una vida por delante...en todo un mar de dolor ahogado en las penas de los que te quieren.
Te sientes débil cuando tu mente se duerme, los pensamientos son negativos, la lucha parece que te abandona y que la suerte no está de tu parte.
Te sientes débil cuando ves ciertos comportamientos que te hacen el vacío; no existes; has dejado, por un momento, de ser parte importante en su día a día.
La fuerza de unas palabras DE ALIENTO, EL ABRAZO AMOROSO DE UNOS BRAZOS, EL ARREBATO DE UNOS BESOS ROBADOS, el saber que eres importante en sus vidas, te animan a no pensar en lo cerca que tu puedes estar en cruzar el umbral, en dar ese paso...
Somos importantes, únicas, insustituibles, nadie ocupará nuestro lugar una vez hayamos partido. Es fundamental luchar en la idea de que nuestra enfermedad no es sinónimo de muerte. Hemos cruzado una línea pero no la definitiva.
Ánimo a tod@s.
Oniris
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