Hoy he vuelto a ver a mis compañeras...mis cómplices... mis amigas... he vuelto al trabajo.
¡Soy feliz!
La satisfacción del poder hacer, del esforzarte, del ayudar, del ser útil en beneficio de los demás, es enorme.
Mi trabajo me aporta eso y más. Te arriesgas sabiendo que tu cuerpo no está para dar todo lo que a ti te gustaría, que si lo fuerzas, más tarde terminarás cansada , pero sigues y lo intentas.
No importa, yo amo mi trabajo, mis compañeras, los enfermos que acuden en busca de salud para su cuerpo y, algunos de ellos, curación para su alma, contándote su vida, con sus alegrías y sus penas y a veces su desesperación e impotencia.
Ves el sufrimiento en su mirada, en su rostro, en sus movimientos e intentas, con la mejor de tus sonrisas, ayudarlos prestandole tu atención y voluntad.
Te sientes identificada. El dolor también está presente en mi cuerpo; forma parte de mi día a día y convivir juntos, a veces, se hace insoportable.
Somos frágiles, no por voluntad propia, ni porque lo hayamos buscado. La enfermedad nos ha elegido al igual que nosotros elegimos luchar o abandonar. Debemos transmitir nuestra fuerza interior, el cariño, la bondad, la alegría, la lucha, los sentimientos y el coraje que la misma intenta quitarnos.
Al compartirlo, todos unidos, se hace mas sencillo.
Gracias a tod@s.
me encanta este post!!! <3 parabéns de novo!
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