Las lágrimas son tus compañeras de fatiga en medio de tanta desolación y dolor profundo.
El corazón se te empequeñece y no logras levantar el ánimo, que parece que se ha ido de vacaciones. La vida te parece triste y la lucha diaria que emprendes cada mañana, deja ya de tener sentido. Es un sentimiento de impotencia, de querer hacer y no poder, de ver que todo se derrumba mires a donde mires.
Las lágrimas oscurecen tu mirada queriendo ayudar a superar el momento, nublando tu visión...tu mundo... y cerrando tus ojos... Lloras por dolor, lloras por angustia, lloras desconsolada; lloras por tu pasado, lloras por tu presente. Te quieres hacer fuerte para no llorar por tu futuro.
Buscas un motivo y encuentras mil por los que sonreír, amar, trabajar, dar las gracias, luchar, ser feliz, gritarle al mundo que tu meta es la vida y que nadie podrá pararte.
Te fortaleces en esa idea e intentas que la ilusión vuelva a tu corazón, vuelva a sonreír, a seguir latiendo; que cada mañana sea el comienzo de una nueva esperanza, de una nueva promesa, de una nueva vida.
Agarrarse a los recuerdos que alimentan el alma y por los que vale la pena seguir luchando. Vivir los momentos felices que llenan el presente, seguir caminando secando nuestras lágrimas y pensar que nada es eterno.
Oniris